Se acerca Ramadán, trayendo consigo beneficios que dan resplandor y
sosiego a la vida conyugal, alejando a la pareja de las disputas y la
discordia, aproximando sus corazones, elevando sus espíritus y aliviando sus
preocupaciones; a tal punto que al terminar el ayuno sienten más amor, afecto y
armonía.
Para lograr lo anterior los esposos deben adaptarse al cambio que
ocurre a consecuencia del ayuno en su rutina diaria. La hora de dormir, levantarse,
comer y, en algunos casos, trabajo cambian, lo que puede afectar la
personalidad de ambos; así que deben llegar a un acuerdo de colaboración mutua,
en el que el uno le conceda al otro el tiempo necesario para realizar su
adoración con calma y tranquilidad.
Ramadán es un mes que nos da grandes lecciones en cuanto a la
tolerancia, la paciencia, la indulgencia y el perdón. No por nada, el objetivo
principal del ayuno es educar el ser, refinar el alma y amoldar el
comportamiento. Los esposos deben entonces procurar controlarse en todo momento
y aclarar cualquier mal entendido, para que así puedan estar lejos de los
problemas y disputas; deben saber que no hacerlo será contraproducente en la su
adoración, y que el demonio está a la espera de cualquier oportunidad para
hacerles perder los beneficios y recompensa que Ramadán tiene para ellos. En su
mente debe estar siempre presente el dicho del Profeta – la paz y las
bendiciones de Allah sean con él -: "Si alguno de vosotros esta ayunando que no diga
obscenidades ni grite. Si es insultado o provocado que diga: ¡Estoy
ayunando!" (Bujari y Muslim)
Para que el amor se incremente y la armonía reine entre la pareja, es
importante que juntos realicen actos de adoración que los acerque a Allah, en
especial si uno o ambos han descuidado el cumplimiento de sus deberes
religiosos en los otros meses. Ramadán les brinda el ambiente propicio que los
une en la obediencia a Allah, cuando se levantan juntos en la madrugada para
orar, leer el Corán, hacer Dhikr y cumplen con los demás actos de adoración
durante el día; al hacer esto se aseguran bendiciones que se esparcen por todo
su hogar.
La pareja debe estimularse y colaborarse mutuamente para realizar
obras de bien, tanto las obligatorias como las voluntarias, si uno de ellos se
descuida, el otro le alienta para que recupere su determinación. El Profeta -
la paz y las bendiciones de Allah sean con él - dijo: “Si el hombre despierta a su esposa para orar
en la noche y lo hacen, juntos o separados, ambos serán reconocidos y contados
entre los que recordaban a Allah” (Abu
Daud). Y también dijo:
“Allah Concederá su misericordia a un hombre que se
levanta en la madrugada para orar y despierta a su mujer, y que si esta se
resiste entonces le echa agua en su cara. Y Allah Concederá Su misericordia a
una mujer que se levanta en la madrugada para orar y despierta a su marido, y
si este se resise entonces le echa agua en su cara” (Abu Daud). Además es sabido que el Profeta -
la paz y las bendiciones de Allah sean con él - durante las últimas diez noches
de Ramadán acostumbraba despertar a su familia para orar.
Así mismo, Ramadán facilita que la pareja fortalezca no solo la relación
entre ambos, sino también con sus parientes, familiares, vecinos y amigos; pues
les incita a que los visiten, los llamen, les hagan invitaciones para el Iftar
y acepten las que ellos les hacen.
Al Iftar reúne a la familia por lo menos treinta veces; encuentro que
permite consolidar las relaciones entre la pareja y sus hijos a través del diálogo
y la consulta para encontrar solución a los problemas que les aquejan.
Mencionábamos que los esposos se deben colaborar mutuamente, la esposa
debe procurar controlar los gastos que surgen durante este mes en especial, y él
debe ayudarla en las labores del hogar y el cuidado de los hijos. Las
responsabilidades deben ser distribuidas de manera justa y equitativa. Que el
hombre colabore con las tareas hogareñas no es una deshonra, por el contrario,
es prueba fiel de sus nobles virtudes y comportamientos. Dijo el Profeta
Muhammad - la paz y las bendiciones de Allah sean con él -: “El mejor de vosotros es el que mejor trata a
su familia, y yo soy el mejor de entre vosotros con la mía” (At-Tirmidhi).
Se le preguntó a Aishah - que Allah esté complacido con ella - sobre lo que hacía
el Profeta en su casa, a lo que ella respondió: “El
Profeta - la paz y las bendiciones de Allah sean con él - nos ayudaba en
nuestros deberes, y al llegar el tiempo de la oración, dejaba todo e iba a
rezar”. (At-Tirmidhi)
La atención del hogar y los hijos no debe recaer sobre uno solo, es
una responsabilidad que se comparte entre los cónyuges equitativamente, en
especial en este mes. No es justo que mientras uno reza y recita el Corán, al
otro le toque dedicarse por completo a atender los más mínimos detalles de la
casa. Cada uno debe poner de su parte y sacrificar en ocasiones, además de
pensar muy bien lo que se va a decir; todo esto con el fin de hacer que este
mes, Ramadán, renueve y fortalezca la vida matrimonial en todo sentido.
Fuente:
Islamweb.net
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