El tormento de la tumba variará de acuerdo a los pecados cometidos
por la persona en este mundo, ya sea una persona incrédula o un creyente
desobediente. Hay reportes auténticos que describen los tormentos que sufrirán
las personas por algunos pecados, por ejemplo:
– Ser golpeado con un
martillo de hierro:
Se narró de Anas (que Dios esté complacido con él) que el
Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
“Cuando una persona es colocada en su tumba y sus compañeros la dejan, y ya no
puede escuchar el sonido de sus sandalias, dos ángeles llegan a él y lo hacen
sentar, y le preguntan: “¿Qué es lo que has dicho acerca del Mensajero de
Dios?”. Él responderá: “Doy testimonio que él es el siervo de Dios y Su
mensajero”. Le responderán: “Mira, aquel era tu lugar en el Infierno, pero Dios
te lo ha reemplazado por un lugar en el Paraíso”. Y él verá ambos lugares.
Pero en el caso del incrédulo y el hipócrita, él responderá a
esta pregunta: “Yo no sé, sólo repetía lo que la gente decía”. Le responderán:
“No sabías y no seguiste a los que sabían”. Entonces será golpeado con un
martillo de hierro entre sus oídos, y soltará un grito que todos los que estén
alrededor de él podrán oír, además de los hombres y los genios”. Narrado por
al-Bujari, 1222.
- Los hornos del Infierno serán preparados para él; será
vestido con fuego, y una puerta del Infierno se abrirá para que entre. Su tumba
se estrechará alrededor suyo; será golpeado con un gran martillo de tal forma
que si una montaña fuera golpeada con él quedaría hecha polvo. Y se le darán
las tristes noticias de su tormento en el Más Allá. Por eso él deseará que La
Hora (el Día del Juicio) nunca llegue.
Áhmed (17803) y Abu Dawud (4753) compilaron un reporte de
Al-Bará' Ibn ‘Aazib según el cual dijo: “Salimos con el Mensajero de Dios (que
la paz y las bendiciones de Allah sean con él) para el funeral de un hombre
entre los musulmanes de Medina. Llegamos a la tumba y cuando el fallecido fue
colocado en ella, el Mensajero de Dios se sentó y nosotros nos sentamos
alrededor de él, como si hubieran pájaros sobre nuestras cabezas (es decir,
tranquilos y en silencio). En su mano tenía una vara con la cual estaba escarbando
el suelo. Entonces levantó su cabeza y dijo: “Busquen refugio en Dios del
tormento de la tumba”, y lo dijo dos o tres veces. Luego él mencionó el alma
del creyente y cómo era bendecida en la tumba. Y luego dijo: “Y cuando el
incrédulo está por partir de este mundo e ingresar en el Más Allá, descienden
de los cielos hacia él ángeles con el rostro negro, trayendo un saco de
arpillera, y se sientan alrededor de él hasta donde el ojo puede ver. Luego el
ángel de la muerte llega y se sienta a su cabeza, y dice: “Oh, alma malvada,
ven a conocer la ira de Dios”. Entonces su alma se dispersa dentro de su
cuerpo, y sale desgarrando las venas y los nervios como un abrojo pasando a
través de la lana. Cuando el ángel de la muerte lo arrebata de su cuerpo, los demás
ángeles no lo dejan en su mano ni un instante y lo toman y lo colocan en la
bolsa de arpillera, y sale de ella un hedor tan funesto como el de un cadáver
descomponiéndose sobre el suelo. Luego ascienden y cada vez que pasan cerca de
otro grupo de ángeles preguntan: “¿Quién es esta alma malvada?” y le responden:
“Es fulano de tal, hijo de fulano de tal”, y es llamado por los peores nombres
con los que fue conocido en este mundo, hasta que llegan a la parte más baja
del cielo. Ellos piden que se abran las puertas, pero no les serán abiertas”.
Luego el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)
recitó el verso (traducción del significado):
“A quienes hayan desmentido Nuestros signos y se hayan
ensoberbecido no se les abrirán las puertas del cielo ni entrarán en el Paraíso
hasta que un camello pase por el ojo de la aguja. Así castigamos a los
pecadores” (Al-A’ráf, 7:40).
Y luego dijo: “Luego Dios dice: “Registren el libro de mi
servidor en As-Siyyín en la parte más baja de la Tierra, y regrésenlo a él a la
Tierra porque de ella lo he creado, a ella retornarán y de ella los traeré
nuevamente”. Entonces su alma será arrojada al fondo”. Luego el Mensajero de
Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) recitó el verso (traducción
del significado):
“Quien atribuye copartícipes a Dios es como quien se cae del cielo
y lo arrastran las aves o el viento a un lugar lejano” (Al-Hách, 22:31).
Luego dijo: “Luego esta alma retorna a su cuerpo, y llegan a
él dos ángeles que lo hacen sentar y le preguntan: “¿Quién es tu Señor?”. Él
responde: “Eh, eh, no sé”. Ellos le preguntan: “¿Cuál es tu religión?”. Él
dice: “Eh, no sé”. Entonces se oye una voz desde los cielos que dice: “Preparen
para él una cama en el Infierno; vístanlo con ropas del Infierno y abran allí
una puerta para él”. Luego llega hasta allí un viento que trae algo de su
calor, y su tumba se estrecha y se comprime hasta que sus costillas se
quiebran. Luego llega a él un hombre con un rostro horrible, feas vestimentas y
un olor hediondo, quien le dice: “Recibe las malas nuevas, este es el día que
se te había prometido”. Él pregunta: “¿Quién eres tú? Tu rostro es un preludio
del mal”. Él responde: “Yo soy tus obras”. Entonces el alma dice: “Oh, Señor,
no permitas que La Hora llegue, no permitas que llegue…”. Este reporte fue
clasificado como auténtico por al-Albani en Ahkám al-Yaná'iz, página 156.
- Ser tragado por la
tierra.
Se narró de Ibn ‘Umar que el Profeta Muhámmad (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Mientras un hombre estaba
arrastrando sus vestimentas con orgullo, la tierra se lo tragó y continuará
hundiéndose en la tierra hasta el Día de la Resurrección”. Narrado por
al-Bujari, 5345; Muslim, 3894.
- La comisura de la boca
será doblada hasta la nuca.
- La cabeza será aplastada con una roca.
- Será quemado en un
horno.
- Nadará en un río de sangre mientras es apedreado.
Al-Bujari (1386, 7047) narró que Samurah Ibn Yundub dijo: “El
Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) a menudo
solía preguntar a sus compañeros: “¿Alguien tuvo algún sueño?”. Entonces
aquéllos a quienes Dios había concedido algunos llegaban y le contaban. Una
mañana él dijo: “La última noche, dos personas vinieron a mí en un sueño, me
despertaron y me dijeron “Vamos”. Salí con ellos y pasamos por donde había un
hombre que yacía recostado, y otro hombre estaba sobre él, sosteniendo una gran
roca. Arrojó la roca sobre la cabeza del hombre, destrozándola. La roca se alejó
rodando, y el hombre que la había arrojado fue a buscarla y la recogió
nuevamente. Para cuando se colocó nuevamente sobre el hombre que yacía en el
piso, su cabeza se había restaurado a su forma original. Entonces el hombre que
estaba sobre él repitió el acto; arrojó la roca sobre su cabeza, y la destrozó,
tal como lo había hecho un minuto antes. Le dije a mis dos compañeros, “¡por
Dios! ¿Quiénes son estas personas?”. Ellos simplemente me dijeron “Vamos,
continuemos”. Entonces continuamos, y llegamos adonde había un hombre, que
yacía sobre su espalda, y otro hombre estaba sobre él sosteniendo un gancho de
hierro. Él colocó el gancho en la boca del hombre, jaló hacia atrás y la
desgarró hasta la nuca, e hizo lo mismo con su nariz y su ojo de una forma similar.
Luego hizo lo mismo pero del otro lado de su rostro. Tan pronto como había
terminado con el otro lado de su rostro, el primer lado de su rostro se había
restaurado, y entonces continuó con el otro lado. Volví a preguntarle a mis
compañeros: “Por Dios, ¿quiénes son estas personas?”. Ellos me respondieron:
“Vamos, continuemos”. Continuamos caminando y llegamos a un lugar parecido a un
horno para cocinar pan (creo recordar que el Profeta Muhámmad (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él) dijo que del horno salían muchos ruidos y
voces. Luego continuó diciendo): “Miramos dentro del horno y vi hombres y
mujeres desnudos. Una llama de fuego los alcanzaba por debajo, y ellos
gritaban. Pregunté nuevamente “¿Quiénes son estas personas?”. Ellos simplemente
me dijeron: “Continuemos”. Entonces llegamos a un río, rojo como sangre. En el
río había un hombre tratando de nadar, y en la orilla había otro hombre que
había reunido muchas piedras. El nadador abrió su boca y el hombre de la orilla
le arrojó una piedra en ella. Cada vez que el nadador se acercaba a la orilla y
abría su boca, el hombre de la orilla le arrojaba una piedra en la boca. Les
pregunté nuevamente a mis dos compañeros “¿Y quiénes son estos dos?”. Ellos me
dijeron “¡Vamos, vamos!”.
Les dije: “Esta noche he visto muchas cosas increíbles, ¿Qué
significa todo esto?”. Ellos dijeron: “Te lo diremos. El primer hombre que
vimos cuya cabeza estaba siendo aplastada con una roca, es el musulmán que
estudió El Corán pero ni lo recitó ni actuó en base a él, y se iba a dormir
descuidando sus oraciones obligatorias. El hombre que vimos cuya boca, nariz y
ojos eran desgarrados hasta su nuca, es el hombre que salía de su casa por la
mañana y difundía grandes mentiras. Los hombres y mujeres desnudos que vimos en
la estructura parecida a un horno son los adúlteros y las adúlteras. El hombre
que viste nadando en el río al que se le arrojaban rocas en su boca, era el que
vivía de la usura”.
Al-Háfiz ibn Háyar dijo:
“Esto indica que algunos pecadores serán castigados en el
intervalo entre la muerte y el Día de la Resurrección (Barzáj)”. Fáth al-Bári,
12/445.
- Los objetos robados
serán incendiados y colocados sobre quien los robó.
Al-Bujar (4224) y Muslim (115) narraron que Abu Hurairah dijo:
“Salimos con el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean
con él) hacia Jaibar, y Dios nos concedió la victoria. Regresamos con un botín
de guerra. No había oro ni plata en él, pero sí bienes, alimento y ropas.
Entonces nos instalamos en un valle. Cerca del Mensajero de Dios (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) había un esclavo llamado Rifá’ah ibn
Zaid. Cuando acampamos en el valle, el esclavo se puso de pie y comenzó a
desempacar su equipaje, pero una flecha perdida cayó sobre él y lo mató.
Nosotros le dijimos al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah
sean con él): “Él es ahora un mártir, Mensajero de Dios”. El Mensajero de Dios
dijo: “De ninguna manera; por Aquél en Cuya mano está mi alma, que la pequeña
vestimenta que él robó del botín en el día de Jaibar y que no era parte de lo
que le tocaba, está incendiada y colocada sobre él”. La gente quedó muy
perturbada por esto. Entonces un hombre llegó y trajo dos cordones de zapatos y
dijo: “Oh, Mensajero de Dios, yo los encontré en el día de Jaibar”. El
Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
“Dos cordones de fuego”.
- Junto con estos tormentos físicos, habrá
también castigos mentales y espirituales. Uno de ellos es que en la tumba al
incrédulo se le mostrará el lugar que estaba destinado para él en el Paraíso si
obedecía a Dios, y esto incrementará su angustia y arrepentimiento cuando se dé
cuenta de lo que ha perdido.
Áhmed (que Allah tenga misericordia de él) narró que Abu Sa’íd
al-Judri (10577) dijo: “Yo fui a un funeral con el Mensajero de Dios (que la
paz y las bendiciones de Allah sean con él), y él le dijo a la gente: “¡Oh,
gente! Esta comunidad será probada en las tumbas. Cuando un hombre es enterrado
y sus compañeros lo dejan, un ángel con un martillo en su mano llega y se
sienta ante él, y le pregunta: “¿Qué opinas de Muhámmad?”. Si es un creyente,
responde: “Doy testimonio de que no hay más divinidad que Dios y que él es Su
servidor y Mensajero”. El ángel responde: “Has dicho la verdad”. Entonces una
puerta del Infierno se abre ante él y el ángel le dice: “Este habría sido tu
lugar si hubieras descreído de Dios. Pero como has creído en Él, éste es tu
lugar”. Entonces una puerta al Paraíso se abre ante él y él querrá ir allí,
pero el ángel le dirá: “Tranquilo”. Y su tumba será un lugar espacioso y
apacible.
Pero si la persona es un incrédulo o un hipócrita, el ángel le
preguntará: “¿Qué opinas de Muhámmad?”, él responderá: “No sé, sólo repetí lo
que la gente decía”. El ángel le dirá: “No sabías y no seguiste a quienes
sabían, entonces no fuiste guiado”. Entonces ante él se abrirá una puerta del
Paraíso, y el ángel le dirá: “Este habría sido tu lugar en el Paraíso si hubieras
creído en Dios, pero has sido un incrédulo, y Dios lo reemplazó por éste”.
Entonces se abrirá una puerta del Infierno para él, y el ángel lo golpeará con
el martillo y la persona lanzará un grito que será oído por toda la creación
además de la humanidad y los genios”.
Algunas personas le dijeron: “Oh, Mensajero de Dios, cualquier
persona que tenga enfrente a un ángel con un martillo en la mano se sentirá
intimidada y se le trabará la lengua”. El Mensajero de Dios (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él) respondió: “Dios le dará firmeza a los
creyentes al hablar (Ibrahím, 14:27)”. Clasificado como auténtico por al-Albani
en su comentario sobre el Libro de las Tradiciones (Kitab as-Súnnah), por Ibn
Abi ‘Aasim, 865.
Estos son
algunos de los castigos que sucederán a los pecadores en las tumbas. Le pedimos
a Dios que nos conceda el refugio de todos los castigos de la tumba.
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