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El Collar de la Paloma
El Collar de la Paloma
Sobre las Señales del Amor
Tiene el amor señales que persigue el hombre avisado y que puede llegar a descubrir un observador inteligente. Es la primera de todas la insistencia de la mirada, porque es el ojo puerta abierta del alma, que deja ver sus interioridades, revela su intimidad y delata sus secretos. Así, verás que cuando mira el amante, no pestañea y que muda su mirada adonde el amado se muda, se retira adonde él se retira, y se inclina adonde él se inclina, como hace el camaleón con el sol. Sobre esto he dicho en un poema:
Mis ojos no se paran sino donde estás tu. Debes tener las propiedades que dicen del imán. Los llevo adonde tú vas y conforme te mueves, como en gramática el atributo sigue al nombre.
Otras señales son: que no pueda el amante dirigir la palabra a otra persona que no sea su amado, aunque se lo proponga, pues entonces la violencia quedará patente para quien lo observe; que calle embebecido, cuando hable el amado; que encuentre bien cuanto diga, aunque sea un puro absurdo y una cosa insólita; que le dé la razón, aún cuando mienta; que se muestre siempre de acuerdo con él, aun cuando yerre; que atestigüe en su favor, aun cuando obre con injusticia, y que le siga en la plática por dondequiera que la lleve y sea cualquiera el giro que le de.
Otras señales del amor son: que el amante vuele presuroso hacia el sitio en que está el amado; que busque pretextos para sentarse a su lado y acercarse a él; y que abandone los trabajos que le obligarían a estar lejos de él, dé al traste con los asuntos graves que le forzarían a separase de él, y se haga el remolón en partir de su lado.
Acerca de este asunto he compuesto estos versos: Cuando me voy de tu lado, mis pasosson como los del prisionero a quien llevan al suplicio.Al ir a ti, corro como la luna llenacuando atraviesa los confines del cielo.Pero al partir de ti, lo hago con la morosidadcon que se mueven las altas estrellas fijas.
Sobre esto he dicho en un poema: Cuando mis ojos ve a alguien vestido de rojo, mi corazón se rompe y desgarra de pena. ¡ Es que ella con su mirada hiere y desangra a los hombresy pienso que el vestido está empapado y empurpurado con esa sangre!
Por el amor, los tacaños se hacen desprendidos; los huraños desfruncen el ceño; los cobardes se envalentonan; los ásperos se vuelven sensibles; los ignorantes se pulen; los desaliñados se atildan; los sucios se limpian; los viejos se las dan de jóvenes; los ascetas rompen sus votos, y los castos se tornan disolutos. Claro es que estas señales aparecen antes que prenda el fuego del amor y el calor abrase y el tizón arda y se levante la llama, porque, una vez que el amor se enseñorea y hace pie, no ves más que coloquios secretos y un paladino alejamiento de todo lo que no sea el amado.
Unos versos tengo compuestos en que se declaran reunidas muchas de estas señales, y de ellos son los siguientes:
Unos versos tengo compuestos en que se declaran reunidas muchas de estas señales, y de ellos son los siguientes:
Cuando se trata de ella, me agrada la plática,
Y exhala para mi un exquisito olor de ámbar.
Si habla ella, no atiendo a los que están a mi lado
Y escucho sólo sus palabras placientes y graciosas.
Aunque estuviera con el Príncipe de los Creyentes,
No me desviaría de mi amada en atención a él.
S i me veo forzado a irme de su lado,
No paro de mirar atrás y camino como una bestia herida;
Pero, aunque mi cuerpo se distancie, mis ojos quedan fijos en ella,
Como los del náufrago que, desde las olas, contemplan la orilla.
Si pienso que estoy lejos de ella, siento que me ahogo
Como el que bosteza entre la polvareda y la solana.
Si tú me dices que es posible subir al cielo,
Digo que sí y que sé dónde está la escalera.
Las nubes han tomado lecciones de mis ojos y todo lo anegan en lluvia pertinaz, que esta noche, por tu culpa, llora conmigo y viene a distraerme en mi insomnio. Si las tinieblas no hubieren de acabar hasta que se cerraran mis párpados en el sueño, no habría manera de llegar a ver el día, y el desvelo aumentaría por instantes. Los luceros, cuyo fulgor ocultan las nubes a la mirada de los ojos humanos, son como ese amor tuyo que encubro, delicia mía, y que tampoco es visible más que en hipótesis.
Las cosas se enredan como las cerezas y unas traen otras a la memoria.
Melancólico, afligido e insomne, el amanteno deja de querellarse, ebrio del vino de las imputaciones. En un instante te hace ver maravillas,pues tan pronto es enemigo como amigo, se acerca como se aleja.Sus transportes, sus reproches, su desvío, su reconciliación parecen conjunción y divergencia de astros, presagios estelares adversos y [favorables Más de pronto, tuvo compasión de mi amor, tras el largo desabrimiento, y vine a ser envidiado, tras de haber sido envidioso.N os deleitamos entre las blancas flores del jardín, agradecidas y encantadas por el riego de la escarcha: rocío , nube y huerto perfumado parecían nuestras lágrimas, nuestros párpados y su mejilla rosada.
Que no me censuren los críticos por haber empleado la palabra “conjunción”, ya que los astrónomos llaman así a la coincidencia de dos estrellas en un mismo grado.
Que no me censuren los críticos por haber empleado la palabra “conjunción”, ya que los astrónomos llaman así a la coincidencia de dos estrellas en un mismo grado.
También sufre el amante sinsabores en las dos situaciones siguientes:
La primera consiste en que el galán espere encontrar a su dama y se interponga de pronto un obstáculo que lo impida. Yo conocía a uno a quien su amada había dado una cita y lo veía yendo y viniendo; no podía estarse quieto ni pararse en ningún lugar; tan pronto iba para atrás como para adelante; la alegría aligeraba su natural serio y convertía su aplomo en vivacidad. Sobre este tema de la espera de una visita amorosa, yo tengo los siguientes versos:
Hasta que llegó la noche estuve esperando verte, oh deseo mío!, oh colmo de mi anhelo!; pero las tinieblas me hicieron perder la esperanza, cuando antes, aunque apareciera la noche, no desesperaba de que siguiera el día. Tengo para ello una prueba que no puede mentir, pues por muchas análogas nos guiamos en asuntos difíciles,y es que, si te hubieras decidido a visitarme, no hubiera habido tinieblas, y la luz, tu luz, hubiera permanecido sin cesar entre nosotros.
La bella paciencia está prisionera: pero las lágrimas corren libremente.
¡Ah! El ojo que, en el dia de Wasit, no derrama por ti cuantas lágrimas le quedan, es que es de piedra. Yo sentía también grandísima aflicción y pesar, pero mis ojos no vinieron en mi ayuda y tuve qe limitarme a decir, emulando a Abu Bakr: Y el hombre que, cuando tú le abandonas, no pierde por ti su mejor resignación, es que es de hielo. Pero, con arreglo a la opinión general de las gentes de que el llanto es prueba de amor, tengo también una qasida que compuse antes de llegar a la pubertad y que comienza así:
Indicio del pesar son el fuego que abrasa el corazón y las lágrimas que se derraman y corren por las mejillas,aunque el amante cele el secreto de su pecho,las lágrimas de sus ojos lo publican y lo declaran.Cuando los párpados dejan fluir sus fuentes,es que en el corazón hay un doloroso tormento de amor.
También acaece el amor que uno de los amantes recele y sospeche de cualquier palabra que el otro diga, y la eche a mal parte, lo cual suele originar frecuentes rencillas entre los enamorados.
Yo conozco un hombre que era el menos malicioso del mundo, el de más amplio espíritu, el de mayor paciencia, el más tolerante, el de manga más ancha, y, sin embargo, tenía una extrema susceptibilidad respecto a la persona a quien amaba. La más insignificante diferencia que con ella tenía levantaba en su espíritu mil especies de reproches y mil motivos de desconfianza. Sobre este asunto, he dicho en un poema:
Yo conozco un hombre que era el menos malicioso del mundo, el de más amplio espíritu, el de mayor paciencia, el más tolerante, el de manga más ancha, y, sin embargo, tenía una extrema susceptibilidad respecto a la persona a quien amaba. La más insignificante diferencia que con ella tenía levantaba en su espíritu mil especies de reproches y mil motivos de desconfianza. Sobre este asunto, he dicho en un poema:
Desconfío de ti hasta en lo más despreciable que hagas, y a quien hay que despreciar es a quien desprecia estas cosas, sin ver que pueden ser origen de ruptura o de odio: el incendio en sus comienzos es una chispa. Todo lo grande empieza por ser diminuto: de un huesecillo de nada ves nacer el árbol.
Otras señales de amor son: que el amante espíe al amado, tome nota de cuanto diga, investigue cuanto haga, sin que se le escape cosa alguna ni chica ni grande, y le siga en todos sus movimientos. Y, por vida mía, tú veras que en esto los necios se vuelven listos, y los incautos, agudos .Una vez, en Almería, estaba yo de visita sentado en corro, en la tienda de Isma’il ib Yunus, el médico judío, que era ducho en el arte fisiognómica y muy perito en ella, cuando Muxahid ibn al-Husayn al-Qaysi le dijo, señalando a un hombre, llamado Hatim Abu-l-Baqa’, que pasaba frente a nosotros: “¿Qué dices de ese?” Isma’il lo miró un momento y luego dijo: “Que es un enamorado” “Acertaste, dijo Muxahid; pero ¿cómo lo sabes?” “No más, contestó, que por la excesiva abstracción que lleva pintada en el semblante, para no hablar de sus otros ademanes. He deducido que se trata de un enamorado, sin que haya lugar a dudas.”
El Collar de la Paloma
جعلت اليأس لي حصنا ودرعا فلم ألبس ثياب المستضاموأكثر من جميع الناس عندي يسير صانني دون النامإذا ما صح لي ديني وعرضي فلست لم ا تولى ذا اهتمامتولى الأمس والغد لست أدري أأدركه ففيما ذا اغتمامابن هزم
Hice de la desesperación mi castillo y mi coraza, no quiero disfrazarme de víctima de la injusticia. Más que todo vale para mi, eso poquito que me permite no necesitar a nadie. Estando firmes mi religión y mi honor, en nada tengo lo que se va de mi lado. El ayer se fue, el mañana no se si lo alcanzaré ¿de qué voy a afligirme? Ibn Hazm.
1 comentario:
Este es todo el capítulo entera de la obra?
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