miércoles, 29 de diciembre de 2010

La participación activa de la mujer en la mezquita




Existen muchos relatos Sahih, que confirman la presencia y el rol de las mujeres dentro de la mezquita. Éstos describen cómo las creyentes participaban en el Salah Al Yumu‘ah, la oración del eclipse y las oraciones del ‘Id, respondiendo al llamado del Muâdhin para unirse a la oración.
Un registro de Sahih Muslim, nos cuenta que 'Umm Hisham Bint Harizah Ibn An Nu‘man dijo: "No memoricé (la Surah) ‘Qaf, Por el Glorioso Corán...’, de otro que no fuese el propio Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, ya que él la recitaba desde el minbar todos los viernes, cuando impartía el sermón al pueblo".
El Imam Muslim también narró que la hermana de ‘Amrah Bint ‘Abd Ar-Rahman, dijo: "Yo aprendí (la Surah) 'Qaf, Por el Glorioso Corán...' del propio Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, cuando la recitaba todos los viernes desde el minbar".
Los relatos de hadiz, también nos narran que Asma' Bint Abi Bakr, que Al-lah Esté complacido con ella, asistió a la oración del eclipse (Salah Al Kusuf) junto al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. En cierto momento, ella no pudo escuchar las palabras del Profeta claramente, de modo que preguntó a un hombre que estaba cerca lo que él estaba diciendo. Dijo Asma’: "El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se puso de pie para dirigirse a nosotros (después de la oración del eclipse), y nos habló acerca de la prueba a la que la persona será sometida en la tumba. Al mencionar esto, los musulmanes se alarmaron un tanto, y eso me impidió escuchar la última parte del discurso del Profeta. Cuando el bullicio cesó, le pregunté a un hombre que estaba próximo a mí: '¡Qué Al-lah te bendiga! ¿Qué fue lo que dijo el Mensajero de Al-lah al final de su discurso?' Él me dijo: 'Me ha sido revelado que seréis puestos a prueba en la tumba con algo similar en severidad a la prueba del Dayyal. (Se refiere a la fitnah o tribulación de la tumba)". [Bujari]

“No impidáis a las siervas de Al-lah asistir a las mezquitas de Al-lah”

Si la mujer pide permiso a su esposo para salir hacia la mezquita, él no puede impedírselo, tal como el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, lo expresó en varios hadiz, como los siguientes:

"No impidáis a vuestras mujeres ir a la mezquita, aunque sus hogares son preferibles para ellas".

"Si vuestras esposas os piden permiso para ir a la mezquita, no se lo neguéis".

Los hombres hicieron caso de la orden del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y permitieron a sus mujeres ir a la mezquita, aún cuando esto iba en contra de sus propios deseos. No hay indicación más exacta de esto, que el hadiz de ‘Abdullah Ibn ‘Umar, en el cual manifiesta: "Una de las esposas de ‘Umar acostumbraba a rezar el fayer y el ‘isha' en congregación, en la mezquita. En cierta ocasión, le fue preguntado: '¿Por qué vas a la mezquita cuando sabes que a ‘Umar le desagrada y es un hombre celoso?' Dijo ella: '¿Qué es lo que lo detiene de prohibirme hacerlo?' Él respondió: 'Las palabras del Mensajero de Al-lah: ‘No impidáis a las siervas de Al-lah asistir a las mezquitas de Al-lah’".

En conformidad con las enseñanzas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que permitían a las mujeres asistir a la mezquita y que prohibían a los hombres impedirles hacer tal cosa, las mezquitas estuvieron colmadas de mujeres, yendo y viniendo, tanto en los tiempos del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, como en los sucesivos períodos donde fue posible. Las mujeres venían a la oración, asistían a los sermones y clases, y tomaban parte activa en la vida pública del Islam. Esta era la situación en la época que fue prescrita la oración comunitaria a los musulmanes. Los musulmanes solían rezar en dirección a Bait Al Maqdis (Jerusalén), antes que la Qiblah fuera cambiada por la Sagrada Ka‘bah. Cuando fue revelado el mandato de Al-lah, Alabado sea, de tomar a la Ka‘bah como Qiblah, los hombres y mujeres que estaban rezando en dirección a Palestina orientaron sus rostros en dirección a la Ka‘bah, lo cual significó que los hombres y las mujeres tuvieron que cambiar de lugar.

La mezquita fue y continúa siendo el centro de luz y guía para los musulmanes; en este ambiente de pureza se realizan actos de culto, y desde su minbar se trasmiten mensajes de veracidad y guía. Desde los albores del Islam, la mujer musulmana ha tenido un rol que jugar dentro de la mezquita.

Las condiciones para asistir a la mezquita

El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo:

"No impidáis a vuestras mujeres la asistencia a la mezquita, si ellas buscan vuestro permiso para hacerlo".

"No impidáis a las siervas de Al-lah asistir a las mezquitas de Al-lah".

"Si vuestras mujeres (ya sea de vuestra familia, tribu o sociedad) procuran vuestro permiso para ir a la mezquita, entonces, dejadlas hacer eso".

Les está permitido a las creyentes participar de las reuniones de los musulmanes en la mezquita, ya que hay mucho provecho por sacar de ello; no obstante, se aplican ciertas condiciones a este permiso, la más importante de las cuales es que la mujer que vaya a la mezquita no deberá utilizar perfume o maquillaje alguno. Zainab Az-Zaqafiah, narró que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Si alguna de vosotras desea concurrir a la oración del ‘isha', no deberá usar perfume esa noche".

Otros numerosos hadices también prohíben a las creyentes el uso del perfume cuando se dirigen hacia la mezquita; por ejemplo, los siguientes:

"Si alguna de vosotras fuera hacia la mezquita, no deberá usar perfume".

"Cualquier mujer que se haya perfumado con incienso, no deberá asistir a las oraciones del ‘isha' con nosotros".

También, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, enseñó a los musulmanes a prepararse a sí mismos, y a que se presentaran con un aspecto pulcro y limpio a las oraciones en yama‘ah (comunidad), fomentando, tanto a los hombres como a las mujeres, a tomar un baño (gusl): "Quien vaya a la yama‘ah, sea hombre o mujer, tiene que tomar un baño primero".

El día de la Llamada Mutua




En primer lugar: os pido que me prestéis atención e imaginéis que os encontráis en este preciso instante en el Día del Levantamiento, y éste tiene muchísimos nombres como: elDía del Desfile, el Día Inevitable, el Día de la Sacudida. Pero hoy vamos a hablar de un nombre poco conocido del Día del Levantamiento; hablaremos del Día de la Llamada Mutua. ¿Es éste otro nombre del Día del Levantamiento? ¿Qué significa? ¿De dónde lo he sacado? Está citado en el Noble Qor´ân y vino en boca del creyente de la familia de Faraón: ((¡Pueblo! Temo que viváis el Día de la Llamada Mutua, día en que volveréis la espalda y no tendréis a nadie que os proteja de Al·lâh.) Ghâfer, 32-33. Es el día en que toda la gente se llama entre si. Imagina a un joven que está buscando a su madre, a un padre que está buscando a su familia. ¿La va a encontrar, se van a unir de nuevo, o cada uno se escapará del otro? ¡Ángeles que llaman a los creyentes, Satanás que se retracta de los impíos, el Señor que llama a sus siervos, el Infierno que llama a los desobedientes, el Paraíso que llama a los creyentes y la gente del Infierno que llama a los del Paraíso y a los guardianes de la gehena, y profetas que hablan a su Señor! ¿Te imaginas tamaña escena? Diferentes voces y llamadas mutuas que llenan el ambiente de ese grandioso día, ¡el Día de la Llamada Mutua! ¿Qué te parece si seguimos el método de la escuela “Imaginar” e imaginamos dichas escenas para sacar moralejas antes de que sea muy tarde? Como dijo ‘Ali Bnu Abî Tâleb: «la gente está dormida, despierta cuando muere» Qué te parece pues si nos metemos de lleno en esa escuela y nos ponemos a imaginar con el prepósito de cambiarnos positivamente y de exhortarnos a progresar en el buen sentido.

La primera llamada:

No es llamada, sino que es un soplo en el cuerno. Cuando el ángel encargado de soplar en el cuerno sople, la vida se acabará completamente de la Tierra: ((Se soplará en el cuerno y quienes haya en los cielos y en la tierra quedarán fulminados con la excepción de quien Él quiera, luego soplará en él otra vez y quedarán en pie a la espera.)) (Los Grupos, 68) El Profeta, los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, nos refleja la imagen en su dicho: (¿Cómo puedo sentir bienestar sabiendo que el Dueño del Cuerno tiene éste en su boca, con su frente inclinada, en espera de que se le ordene soplar?) Dice también: (He sido enviado, con la Hora y yo, como estos dos), señalando a su dedo medio e índice.

La segunda llamada:

- Es la llamada de Al·lâh a los ángeles. Al·lâh, el Grandísimo, llamará: “¡Oh, Ángel de la muerte! ¿Dime, quién queda aún?

- Dirá el Ángel de la muerte: No queda más que Sus siervos ibrîl, Mîkâêl, el Ángel de la Muerte y el Encargado de Soplar en el Cuerno.

- Llamará Al·lâh: ¡Oh, Ángel de la muerte!, captura el espíritu del Ángel del Cuerno. ¿Quién queda, Ángel de la Muerte?

- Responderá: ibrîl, Mîkâêl y yo, Su siervo.

- Llamará Al·lâh: ¡Ángel de la muerte!, captura el espíritu de Mîkâêl. ¿Quién queda, Ángel de la muerte?

- Responderá: ibrîl, y yo, Su siervo.

- Entonces llamará Al·lâh: ¡Ángel de la muerte! Captura el espíritu de ibrîl. ¿Quién queda, Ángel de la muerte?

- Responderá: yo, Su siervo.

- Llamará Al·lâh: ¡Ángel de la muerte! Captura tu espíritu.

Luego llamará Al·lâh: ¿Para quién es el dominio hoy? Pero nadie responderá porque no habrá nadie. Dirá, el Enaltecido: Es para Al·lâh, el Único… ((Se tocará la trompeta otra vez y he aquí que se pondrán en pie, mirando.)) (Los Grupos, 68)

Imagina la situación después del segundo soplo cuando nos levantemos a la Tierra de la Congregación, para el ajuste de cuentas entre las manos de Al·lâh. ¿Puedes imaginar este escenario? ¿Cómo seremos resucitados? ¿Dónde estaremos? ¿Dónde estarán nuestros familiares? ¿Dónde está la gente con la que vivimos y a la que quisimos? La primera cosa que haces después de resucitar, es buscar a tu familia. ¡Pero, atención! Si esta familia era creyente, se cogerán de la mano unos a otros, y si fueron pecadores, cada uno dirá: ¡Sálveme yo, sálveme yo! ((… el día en que el hombre huya de su hermano, de su madre y de su padre)) (Frunció el Ceño, 34-35) ¡Madre! Imagínate a ti misma saliendo de la tumba, llamando a tus hijos, habiendo sido anteriormente una familia creyente y cohesionada. Pues, resucitaréis cogidos de la mano. Imagina conmigo, visualiza a esta familia unida, rodeada de ángeles que tratan de tranquilizarla en medio de los temores del Día del Levantamiento y dándoles sombra. ((…¡Entrad en el Jardín, no tenéis nada que temer ni nada por lo que entristeceros!)) (Al-A´raf, 49) Imaginemos también el estado de una familia pecadora huyendo cada miembro del otro… cada uno diciendo “¡Sálveme yo, sálveme yo!”… El marido de su esposa… el hermano de su hermana… cada uno huyendo del otro… un padre de sus hijos… los hijos de su padre. Imagina cómo Al·lâh llamará a los pecadores, quienes en vida habrían adoptado como divinidad a otra diferente de Al·lâh, para quienes, tal como lo veían ellos, había quien era más importante que Él… de manera que, tan pronto deseaban cosas, no dudaban en satisfacerse de ellas, sin pensarlo ni sentir temor de Al·lâh. ((¿Qué opinión te merece quien hace de su deseo su dios? ¿Vas a ser tú su guardián?)) (El Discernimiento, 43). He aquí a otra persona, cuyo máximo interés en la vida, era el dinero. Dice el Mensajero de Al·lâh, Rezos y Paz de Al·lâh sean sobre él: “Infeliz es el siervo del dinar”… es decir, para quien el dinero es su máxima preocupación.

Otra llamada: ((El día en que los llame y les diga: ¿Dónde están ésos que según afirmabais eran Mis asociados?)) (El Relato, 62) Imagina cuando cada uno acuda en compañía de su asociado… uno con su dinero, otro con el vino, otro con las mujeres… ¿Dónde estás tú? Muchos son quienes mezclaron una obra buena con otra mala, pero Al·lâh fue el eje de su vida, aunque la vida los arrastrase de vez en cuando. Cada uno de nosotros tiene un centro en su vida al que recurre en sus decisiones... Si Al·lâh es el centro de tu vida, asegúrate de que estás en el camino correcto.

La llamada de los profetas y sus gentes:

((El día en que los llame y diga: ¿Qué respondisteis a los enviados?)) (El Relato, 65) ¿Cómo respondiste a Mohammad, los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él… cómo le responderás? ¿Debes convencerte que inevitablemente te sucederá a ti personalmente, te pondrás en esta situación?

Otra escena tendrá lugar cuando el Altísimo llame a Nûh (Noé):

- ¡Noé! ¿Has informado?

- Responderá Noé: Sí, lo hice.

- Luego, preguntará Al·lâh al pueblo de Noé: ¿Os informó?

- Dirán: No nos vino quien nos advirtiera… no nos vino nadie.

- Dirá Noé: Pero les informé, Dios mío.

- Dirá el Enaltecido: ¿Quién atestiguaría a tu favor, Noé?

- Dirá Noé: Mohammad y su comunidad, Al·lâh.

¿Puedes creer que algún día atestiguarás a favor del profeta de Al·lâh, Noé, paces sean sobre él, en virtud de tu creencia en el Qor´ân? ((Hemos hecho así de vosotros una comunidad moderada, para que seáis testigos sobre los hombres y para que el Enviado sea testigo sobre vosotros)) (La Vaca, 143)

¨Cada alma vendrà acompañada de uno que la conducirà y de un testigo¨

Todo lo anterior hasta el momento es una descripción de lo que ocurrirá a toda la gente en el Día del Levantamiento. ¿Pero que será de tu particular ajuste de cuentas en el Día del Juicio Final? ((Cada alma vendrá acompañada de uno que la conducirá y de un testigo)) (Qaf 21). Imagínate que estás caminando con el ángel encargado de ti en esta vida, registrando tus hechos, cada palabra, cada gesto y cada movimiento.

((Y dirá su acompañante: Lo que me incumbe está dispuesto. Que todo desagradecido rebelde sea arrojado a Yahannam, ése que no se desprende de los bienes, transgrede y está en duda.)) (Qaf, 23-25) Dirá su acompañante (Satán): ((Dirá su acompañante: Señor, no fui yo quien lo extravió, sino que él estaba en un profundo extravío.)) (Qaf 27). ¡Oh Al·lâh, todo esto pasará! ¿Percibes ahora que estás entre esta multitud, con toda esta algarabía de llamadas? Pues observa bien que, además, hay otro interlocutor que se ha incorporado a esta difícil situación: ((El día en que Él le diga a Yahannam: ¿Estás lleno? Y éste responda: ¿Hay más?)) (Qaf, 30) Nuestro señor ‘Omar Bnu Al-Jattâb solía decir: “Oh Al·lâh, me refugio en Ti de ser parte del combustible del Infierno”. Imagínate cuando te llamen: Fulano, hijo de Fulano, ¡acude para presentarte ante El Omnipotente Reparador! Imagina tu alegría al dirigirte para el encuentro con Al·lâh, sabiendo que fuiste de los temerosos devotos de Al·lâh, que evitaste un pecado específico por temor de Al·lâh, y trabajaste para este encuentro por años y años. ¡Que alegría cuando estés caminando convencido de que Al·lâh te compensará por ello! E imagina los ángeles arrastrando a alguien que no puede caminar por miedo a Al·lâh, al acabar de ver los registros de sus malas acciones. Dice nuestro señor ‘Ali Bnu Abî Tâleb: “¡Yo sé de gente cuya carne facial caerá derretida de vergüenza, cuando se muestren sus escándalos ante Al·lâh!

Llamamiento con el nombre del acto

En el Día del Levantamiento, se llama a cada grupo por sus actos: ¡Que se levanten los mentirosos! ¡Imagina que te levantas con ellos! ¡Que escándalo! ¡Que se levanten los hipócritas, que se levanten los infieles a sus esposas, que se levanten las infieles a sus esposos, que se levanten los sobornadores! También se llama a los que hicieron buenas obras –¡Oh Al·lâh, haz que seamos de entre ellos!- ¡Que se levanten los donadores de limosna, que se levanten los ayunadores, los recitadores del Qor´ân, los llorosos por temor de Al·lâh, los benevolentes con los padres! Y se llamará: ¡Que se levante la gente de la merced! Entonces se levantan, y son pocos por cierto. Caminan presurosos hacia el Paraíso, y les paran los ángeles diciendo: “¿Quienes sois?” Dicen: “Somos la gente de la merced” Preguntan: “¿Y cual es vuestra merced?” Contestan: “Tuvimos paciencia al ser objeto de injusticia, perdonamos al ser ofendidos, fuimos clementes al ser agraviados”. Entonces dices los ángeles: “entrad al Paraíso, que buena es la recompensa de los bienhechores”. Y se llama: ...cierto que a los perseverantes se les pagará su recompensa sin límite(Az-Zumar 11) Diríjanse al Paraíso sin límite en la recompensa.

El diálogo entre los compañeros del Paraíso y los compañeros del Infierno

((Y llamarán los compañeros del Jardín a los del Fuego: Hemos encontrado que lo que nuestro Señor nos había prometido era verdad. ¿Habéis encontrado vosotros que lo que vuestro Señor os prometió era verdad? Dirán: Sí. Y una voz pregonará entre ellos: Que la maldición de Al·lâh caiga sobre los injustos!)) (Al-A’râf, 43).

Se vendrá con un carnero, y se llamará: ¡Oh, compañeros del Paraíso! ¿Sabéis qué es esto?

Contestarán: No.

Se llamará: ¡Oh, compañeros del Infierno! ¿Sabéis qué es esto?

Contestarán: No.

Contestará el pregonero: Es la muerte. ¡Oh, Gente del Paraíso, sea, pues, Eternidad sin muerte, y Gente del Infierno, sea Eternidad sin muerte! La Gente del Infierno llamará a los ángeles: ((Y dirán los que están en el Fuego a los encargados de Yahannam: ¡Pedid a vuestro Señor que nos alivie un día del tormento! Dirán: ¿Acaso no os llegaron vuestros mensajeros trayendo las pruebas claras? Dirán: Sí. ¡Rogad entonces! Sin embargo la súplica de los incrédulos no encontrará ningún camino.)) (Ghâfir, 49–50) Y cuando se den cuenta de que su conversación con los encargados del Infierno es en vano, llamarán a Malik: ((Y pedirán a gritos: !Oh Malik, que tu Señor acabe con nosotros! Dirá: Vosotros habéis de permanecer.)) (Az·zujruf, 77). Después, llaman a Al·lâh: ((Diràn: ¡Señor nuestro! Nuestra propia desgracia pudo más que nosotros y fuimos gente extraviada. ¡Señor nuestro! Sácanos de él y si reincidimos, entonces seremos injustos. Dirá: Sed arrojados en él con desprecio y no Me habléis.)) (Al-Mo´minûn, 107-109). Pero ya es imposible, ya que perdieron el tiempo de la vuelta a Al·lâh en esta vida. ¡Al·lâh nos salve! Adelante, nación de Mohammad, aprovechemos el tiempo de esta vida para arrepentirnos. Todo aquel que haya cometido algún pecado, que se apresure a volver a Al·lâh: ((...Quien sea alejado del Fuego e introducido en el Jardín, habrá triunfado. La vida de este mundo no es sino el disfrute engañoso de lo que se acaba.)) (Âle ‘Imrân, 185)

Llamamiento de Al·lâh a los creyentes

((¡Oh, siervos míos! Hoy no tendréis nada que temer ni os entristeceréis.)) (Az·Zujruf, 68). Imagínate que Al·lâh te llama para que no tengas miedo del tormento que corresponde a los injustos. Hoy estás tú a salvo: ((Estos que creyeron y tuvieron temor de Él.)) (Yûnus, 63).

Llamamiento del Ayuno y del Qor´ân

Dijo el Mensajero de Al·lâh – los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él -: (El Ayuno y El Qor´ân mediarán a favor del siervo en el Día del Levantamiento. Dirá el Ayuno: Oh Al·lâh, le privé de comida y placeres durante el día, acepta mi intercesión en su favor. Y dirá el Qor´ân: le privé de sueño durante la noche, acepta mi intercesión en su favor. Entonces, se aceptará su intercesión). Vendrá, pues, el Ayuno en el Día del Levantamiento personificado, te llamará y te defenderá. Por eso debes perfeccionar tu ayuno aunque sea por un día. Lo mismo sucede con el Qor´ân. Dice el Mensajero de Al·lâh – los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él – en un dicho narrado por Muslim: (Se hará comparecer en el Día del Levantamiento al Qor´ân y a sus compañeros, aquéllos que lo llevaban a la práctica en esta vida, adelantado por las suras La Vaca y La Familia de ‘Imrân, defendiendo a sus compañeros). Pues, ¡felicitaciones a quien las preserva de memoria!

Llamamiento de los lazos familiares

La Matriz, simbolizando el Vínculo familiar, se colgará del Trono de El Todo Misericordioso y dirá en presencia de toda la gente: ¡Oh Señor, he sido objeto de injusticia! ¡Oh Señor, he sido objeto de perjuicio! ¡Oh Señor, he sido objeto de ruptura!

Al·lâh le dirá - Invencible e Inalcanzable -: ¿Te satisface que mantenga lazos con quien ha mantenido lazos contigo, y rompa lazos con quien haya roto lazos contigo?

Contestará: Me satisface, Mi Señor.

Dirá: Pues, así sea.

Y acudirá de nuevo, cuando estás atravesando el Filo del Camino, para decirte: No podrás pasar mientras no saldes tu deuda conmigo.

El llamamiento de quién haya sufrido injusticia:

El Día del Juicio Final vendrá la víctima de asesinado, que fue asesinada injustamente, en busca de quien la mató hasta encontrarlo. Lo agarrará de la cabeza y se dirigirá con él a Al·lâh -Invencible e Inalcanzable- y le dirá: Oh Señor, pregúntale a éste porqué me mató. Y no parará hasta que Al·lâh le haga justicia.

El Profeta (SAAWS) cuenta: (Dos de los hombres de mi Ummah se inclinaron entre las manos de Al·lâh, El Auxiliador, Glorificado y Enaltecido sea, y uno de ellos dijo: Señor, toma de mi hermano mi derecho. Entonces Al·lâh, Enaltecido Sea, le dice: Dale su derecho...

Dice: Señor, ya no queda nada de mis buenos actos...

Y dice Al·lâh, Glorificado y Enaltecido Sea al demandante: ¿cómo hacemos esto si no queda nada de sus buenos actos?

Dice él: Señor, que cargue él con mis malos actos...

Los ojos del Profeta (SAAWS) se llenaron de lágrimas, y después dijo: “¿quién soporta de ellos sus malos actos?

Al·lâh, Enaltecido sea, dijo al demandante: eleva tu vista, y mira al Paraíso. Entonces elevó su cabeza, y dijo: Dios, veo ciudades de plata, y palacios de oro adornados con perlas, ¿quién es el profeta, o quién es el amigo, o quién es el mártir al que pertenece todo esto?

Al·lâh, Enaltecido sea, dijo: Esto pertenece a quien paga su precio...

Y dijo: Señor, ¿y quién posee su precio? Al·lâh, Enaltecido sea, dijo: tú lo posees.

Dijo: ¿con qué, Señor?

Dijo: con tu perdón a tu hermano. Dijo: Señor, le he perdonado. Y así es como Al·lâh, Invencible e Inalcanzable, dice: coge de la mano a tu hermano y entrad al Paraíso.

El llamamiento de Iblîs en el Infierno:

((El Demonio dirá cuando se decida la cosa: «Al·lâh os hizo una promesa de verdad, pero yo os hice una que no he cumplido. No tenía más poder sobre vosotros que para llamaros y me escuchasteis. ¡No me censuréis, pues, a mí, sino censuraos a vosotros mismos! Ni yo puedo socorreros, ni vosotros podéis socorrerme. Niego que me hayáis asociado antes a Al·lâh». Los impíos tendrán un castigo doloroso.)) (Ibrâhîm, 22) Les habla después de haberles seducido en su vida mundana, y haberles desviado de su camino. Luego reniega de ellos el Día del Levantamiento.

El llamamiento del Profeta ante el Manantial:

Imagínate la voz del Profeta (SAAWS) llamando: ¡Mi nación, Mi nación! Te diriges a él, llena él su honorable mano con agua del Manantial, y te da de beber de sus propias manos, tus labios rozan la palma de su mano noble, mientras estás bebiendo, y nunca jamás volverás a tener sed.

El llamamiento de Al·lâh, Invencible e Inalcanzable, a la puerta del Paraíso:

Oh, Gente del Paraíso, para ustedes corresponden, ciertamente, cuatro cosas: vivir para siempre sin morir nunca, tener salud y no enfermaros nunca, ser jóvenes y no envejecer nunca, y ser felices y no entristeceros nunca. Gente del Paraíso, tenéis una cita con Al·lâh, acudid para visitar al Todo Misericordioso.

Imagínate que vas al encuentro de tu Señor, y delante de ti hay gente sobre púlpitos de luz, y púlpitos de plata, y púlpitos de oro. Ibn Al-Qayyim relata un hadiz largo sobre el día en el que Al·lâh llama a los creyentes y los recibe.

Al·lâh- Invencible e Inalcanzable- les llama: Gente del Paraíso, que la paz sea sobre vosotros.

-Dicen: Oh, Al·lâh. Tú eres la Paz, y la Paz proviene de ti, Glorificado y Enaltecido Seas, Señor de la Majestad y la Distinción.

-Al·lâh Glorificado y Enaltecido les llama: ¿dónde estáis mis siervos que me han obedecido sin haberme visto?

Imagínate que levantas tu mano, y que eres uno de ellos, ya que eras uno de los que en el mundo creyeron en lo no visto.

Y Al·lâh les dice: hoy es el día de pedir más, gente del Paraíso, pedidme.

Y se ponen de acuerdo en decir: Concédenos el favor de Tu Beneplácito, Señor.

Y Al·lâh les dice: si no hubiera estado satisfecho de vosotros, no os habría alojado en mi Paraíso, pero gente del Paraíso, pedidme.

Se ponen de acuerdo en decir una sola palabra: muéstranos Tu Rostro para contemplarlo.

Entonces apartará el velo, y mirarán a Al·lâh- Invencible e Inalcanzable- y desde que nacieron, no tuvieron un placer más deleitable y más amado que el de mirar a la generosa Faz de Al·lâh, y con todos ellos sin excepción mantendrá una conversación personal.

Al·lâh- Invencible e Inalcanzable- les dirá: Gente del Paraíso, estáis satisfechos?

Ellos dicen: y cómo no vamos a estar satisfechos habiendo tornado blancas nuestras caras y alojándonos en el Paraíso.

Al·lâh les dice: Queda algo más.

Ellos dirán: ¿Y qué es Señor?

Y les dice: “Estar satisfecho de vosotros, y nunca jamás enojarme con vosotros. Gente del Paraíso, pedidme. Desea, siervo mío, ansía, que te concederé todo lo que desees.

El profeta (SAAWS) dice: (el siervo deseará hasta acabar los deseos. Entonces Al·lâh le recordará deseos cuyo recuerdo había olvidado: ¿no quieres tal cosa?, ¿no deseas tal cosa?) Imagínate en tu palacio, con tu playa y tus frutos privados, y que todo lo que desees, es de tu propiedad, todo lo que tienes que hacer es desear.

Espero que penséis muy bien, imaginéis de verdad el día del Desfile ante Al·lâh, y la lectura de los Registros, la sucesión de llamamientos alrededor de nosotros, ¿acaso nos llamará el Paraíso, o será el Infierno? Cada uno de nosotros, conociendo muy bien su estado. Por lo tanto… ¡te bastas a ti mismo como auto ajustador de cuentas!

Assalâmo ‘alaykom wa Rahmatol∙lâhi wa Barakâtoh

Que la Paz, la Misericordia y las Bendiciones de Al∙lâh sean con vosotros

EL SUICIDIO ¿ES UNA VIA DE ESCAPE?




He estado ahí. He tocado fondo. He probado el fruto amargo del dolor y el sufrimiento. Un dolor tan intenso que parecía atravesar mi carne y clavarse en mi misma alma. Tal vez tú también has experimentado sentimientos similares. Quizás has vivido esas emociones debido a problemas de salud, dificultades financieras o problemas en el hogar o el trabajo. Tal vez te has sentido atrapado o abrumado. Tal vez has sentido autocompasión, culpa, ansiedad o frustración debido a tu propia condición pecaminosa. Quizás has sentido que no había luz alguna al final del túnel; que ya no podrías seguir con tanto dolor. Es ahí, en ese preciso momento, cuando uno siente que no puede más y los problemas de la vida parecen tan insoportables que la muerte puede ser una forma de escapar. Una investigación del Center for Diseases Control (Centro de Control de Enfermedades) muestra que cada 15 minutos en los Estados Unidos una persona intenta cometer suicidio. De hecho, más gente muere por suicidio que por homicidio, y esta es la tercera causa de muerte en gente joven entre los 15 y 24 años de edad. Afortunadamente, el suicidio no prevalece en las comunidades musulmanas; sin embargo, este no es algo desconocido. En algunas ocasiones he escuchado a algunos jóvenes musulmanes decir cosas como: “No tengo nada por qué vivir…”. Si bien sabemos que la vida en este mundo está plagada de dificultades, ¿qué es lo que causaría que un musulmán sienta que no tiene nada por qué vivir? A menudo, la falta de esperanza como resultado de la debilidad de la fe, es la razón por la que mucha gente siente que no tiene nada por qué vivir. La esperanza, por lo tanto, es una de las principales claves del secreto del éxito en esta vida. Pero, ¿esperanza en qué? Esperanza en la verdad de tu Señor de que después de toda dificultad vendrá una facilidad, como Al-lah Promete (lo que se interpreta es español): {Luego de toda dificultad viene un alivio.} [Corán 94:5] Por lo tanto, uno no debe permitirse perder la esperanza ante el hecho de que, para cualquier problema que se enfrente en un momento dado, hay un alivio en el horizonte. Debemos creer en que la ayuda de Al-lah está siempre cerca. Él siempre nos está observando, al igual que a toda Su creación. Al-lah nos Ama más de lo que la madre más amorosa ama a su hijo. Y, como una madre que nunca dejará de lado el sufrimiento de su pequeño, Al-lah tampoco lo Hace, Él Está con nosotros. Él Conoce nuestro dolor. De hecho, él Conoce nuestro sufrimiento mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Después de todo, él nos Creó. Entonces, ¿por qué pareciera que Al-lah nos deja sufrir? La razón exacta es algo que está dentro de la sabiduría de Al-lah solamente. Sin embargo, sabemos que Al-lah Dice en Su Noble Libro (lo que se interpreta en español): {…Es posible que detestéis algo y sea un bien para vosotros, y que améis algo y sea un mal para vosotros. Al-lah Sabe y vosotros no sabéis.} [Corán 2:216] ¿Cuántas veces hemos visto a este verso hacerse efectivo en nuestras vidas? Al principio, percibimos una situación como una tragedia y una gran decepción. Luego, después de esta supuesta decepción, viene un bien que ni siquiera imaginábamos. Además. Al-lah nos Promete que si somos pacientes con las pruebas de la vida, Él nos Recompensará y nos Bendecirá con Su favor. Entonces, ¿acaso no vamos a tener fe en nuestro Señor que nos Ha Creado? Reflexionemos por un momento en la conmovedora historia de Job (Aiub), el Profeta de Al-lah. Veamos cómo Al-lah lo Probó por muchos años con enfermedades y pérdida de vidas. Perdió a sus amigos, a su familia, sus posesiones, y todo lo que tenía. Sin embargo, él soportó sin siquiera quejarse. Y al final, Al-lah le Devolvió todo y un poco más. Si no podemos tener tanta fe y paciencia como las tuvo Aiub, la paz sea con él, entonces, si es que tenemos que llorar, por lo menos lloremos ante Al-lah. Roguémosle, supliquémosle, entreguémonos a Su misericordia; pero nunca nos demos por vencidos, porque debemos saber que la tentación de rendirnos solo viene de nuestro enemigo declarado, Satanás, quien ha jurado desviarnos a cada paso del camino. ¿Y qué mejor forma de desviarnos que convencernos de que toda esperanza está perdida? Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Satanás os atemoriza con la pobreza y os ordena la inmoralidad; y Al-lah os promete Su perdón y Su generosidad. Al-lah es Vasto, Omnisciente.} [Corán 2:268] Al-lah Quiere que tengamos fe y paciencia frente a las dificultades, para que Él nos Otorgue Su perdón y Sus bendiciones. Por otro lado, Satanás quiere que perdamos estas bendiciones para poder tener la victoria sobre nosotros. ¿Le daremos la victoria sobre nosotros? ¿Escucharemos sus susurros a cerca de esas ideas malvadas cuyo resultado podría ser algo muy desastroso?

Hawa( Eva )La Paz sea con Ella




Hawa’ (Eva), la paz sea con ella

Al-lah, Altísimo sea, le ordenó a Adam (Adán), la paz sea con él, que viviera en el Paraíso en compañía de su mujer, encontramos en el Corán (lo que se interpreta en español): {Dijimos: ¡Oh, Adán! Habita con tu esposa en el Paraíso, y comed cuanto deseéis de lo que hay en él, mas no os acerquéis a este árbol, pues de hacerlo os contaríais entre los inicuos} [Corán, 2: 35], {Dijo [Iblis al apercibirse que había quedado completamente fuera de la misericordia de Al-lah]: Por haberme descarriado acecharé a los hombres para apartarlos de Tu sendero recto. Procuraré seducirles por delante, por detrás, por la derecha y por la izquierda; y verás que la mayoría de ellos no son agradecidos. Dijo [Al-lah]: ¡Sal de aquí maldecido y condenado! Por cierto que llenaré el Infierno con todos aquellos que te sigan. ¡Oh, Adán! Habita con tu esposa en el Paraíso, y comed cuanto deseéis de lo que hay en él, mas no os acerquéis a este árbol, pues de hacerlo os contaríais entre los inicuos} [Corán, 7: 16-19], y {Y cuando dijimos a los Ángeles: ¡Haced una reverencia ante Adán! La hicieron excepto Iblis . Dijimos: ¡Oh, Adán! Éste [Satanás] es un enemigo para ti y para tu esposa; que no os haga expulsar del Paraíso pues serás un desdichado. Por cierto que en el Paraíso no padecerás hambre ni te faltará con que cubrir tu desnudez, ni tampoco sufrirás sed ni calor} [Corán, 20: 116-119]. Las Aleyas anteriormente mencionadas son claras en informarnos que la creación de nuestra madre Hawa’ (Eva), la paz sea con ella, sucedió antes de que nuestro padre Adam (Adán), la paz sea con él, entrara a vivir en el Paraíso, {Dijimos: ¡Oh, Adán! Habita con tu esposa en el Paraíso}, basados en lo que los eruditos de la interpretación del Corán nos informan, como Muhammad Ibn Is-haq, que Al-lah le dé su perdón, quien al mismo tiempo mencionó que Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Ella fue creada de la costilla inferior izquierda de Adam, la cual le fue sacada mientras dormía”, lo cual concuerda con los versículos en los que Al-lah nos Dice (lo que se interpreta en español): {Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os ha creado a partir de un solo ser, del que creó a su esposa e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Temed a Al-lah, en Cuyo nombre os reclamáis vuestros derechos, y respetad los lazos de parentesco. Por cierto que Al-lah os observa} [Corán, 4: 1] y {Él es Quien os creó a partir de un solo ser [Adán], y del cual hizo surgir a su esposa [Eva] para que encontrase en ella sosiego. Y cuando se unió a ella, ésta quedó embarazada y llevó en su vientre una carga liviana con la que podía andar; pero cuando ésta se hizo pesada, ambos invocaron a Al-lah [diciendo]: ¡Oh, Señor nuestro! Si nos agracias con un hijo sano y virtuoso seremos agradecidos} [Corán, 7: 189], además tenemos el Hadiz relatado por Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, en el que menciona que el Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, dijo: “Os encomiendo que tengáis en buen cuidado a las mujeres; pues ellas fueron creadas de una costilla y lo más torcido de la costilla es su parte superior. Si queréis enderezarla la romperéis y si la dejáis seguirá torcida; así pues, os encomiendo que cuidéis bien de las mujeres” [Al Bujari y Muslim] Respuestas a quienes presumen que por culpa de nuestra madre Hawa’ (Eva) fuimos desterrados del Paraíso La idea de culpar a la mujer, representada por nuestra madre Hawa’, la paz sea con ella, de ser la causa de nuestra desgracia y sufrimiento al ser desterrados del Paraíso, culpándola de haber seducido a su esposo Adam para que comiera del árbol que les había sido vedado, es un pensamiento, creencia y concepto totalmente ajeno al Islam. La fuente de esta concepción tiene como origen el Génesis, por lo tanto es una creencia propia del Judaísmo y el Cristianismo, misma que llevó a que por siglos se menospreciara a la mujer, algo que jamás sucedió en el Islam. La manera como responderemos a esta falsa acusación será planteando la verdad al respecto por medio de lo que nos expone Al-lah en el Corán, en el cual encontramos: Ambos eran responsables de cumplir la orden de Al-lah de no comer del árbol, Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Dijimos: ¡Oh, Adán! Habita con tu esposa en el Paraíso, y comed cuanto deseéis de lo que hay en él, mas no os acerquéis a este árbol, pues de hacerlo os contaríais entre los inicuos} [Corán, 2: 35]

Suras y Ayat con especial recompensa




El Profeta Muhammad(sws) dijo :

1. La Sura Al-Fatiha es cura para las enfermedades (Darmi, Bahiqi).
2. No convirtáis vuestras casas en cementerios, el shaytan huye de la casa en la cual se recita la Sura Al-Baqara (Sahih Muslim).
3. Quien memorice las primeras 10 ayats de la Sura Kahf se salvará del Dajjal (Sahih Muslim).
4. Quien recite la Sura Kahf el dia del Ju'mua, una luz lo iluminará hasta el viernes siguiente.
5. Todo tiene un corazón y el corazón del Coran es la Sura Ya-Sin. A quien recite Ya-Sin Allah le escribirá la recompensa como si hubiera recitado todo el Corán diez veces (Tirmizi/Darmi).
6. A quien lea la Sura Ya-Sin por agradar a Allah sus pecados les serán perdonados, recitadla por vuestros muertos (Bahiqi).
7. Sura Al-Ijlas equivale a un tercio del Corán
8. Quien recite Ayat Al-Kursi despues de cada salat obligatorio estará bajo la protección de Allah (Dailmi).
9. El dia del Juicio Final será dicho al que haya recitado la sura Al-An'am : ven al Paraiso por haber amado la sura Al-An'am y su recitación.
10. En el Coran hay una sura que tiene treinta aleyas, las cuales intercedieron por un hombre que las recitaba hasta que fue perdonado. Es la sura Al-Mulk.
(Abu Daud/Tirmidi).

PeDiR Y aCePTaR DiSCuLPaS




Aceptar Las Disculpas .- Es signo de modestia y nobleza evitar discutir con el otro aunque vea que sus argumentos son débiles.

Disculparse es un modal islámico que ayuda a combatir la arrogancia propia y anula la envidia o el resentimiento que otros puedan tener por uno. Disculparse también previene que los demás se opongan a uno o piensen mal de uno cuando se hace algo que parece impropio o errado. A pesar de que pedir disculpas es, en este sentido, bueno, uno debe evitar en lo posible hacer cosas que le obliguen a pedir disculpas. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dio a Abu Aiub Al Ansarí un breve consejo, le dijo: Nunca digas algo que te obligue luego pedir disculpas”. [Ahmad e Ibn Mayah. Al Albani: Hasan] De todas maneras, quien comete un error debe recordar lo que dijo el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam: Toda persona perseverante llega a cometer errores, y toda persona sabia intenta varias opciones”. [Ahmad. At-Tirmidhi: Hasan.
Así pues, la modestia consiste en que uno no sea demasiado orgulloso para reconocer sus faltas. Admitir la propia culpa es mucho mejor para el corazón y es más meritorio de ser disculpado. Todos recordamos que la sinceridad fue la causa de que se aceptara el arrepentimiento del noble Sahabi Ka’b Ibn Malik, Al-lah Esté complacido con él. Él le dijo al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Si estuviese frente a otro que no fueras tú, me habría salvado de su ira inventándome una excusa; pero, por Al-lah, yo no tengo excusa alguna…” [Ahmad, Bujari y Muslim] Admitir los errores propios no debería ser una causa para sentirse disminuido. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, pensó que la polinización artificial de las palmeras datileras era innecesaria y aconsejó a sus Sahabah, que Al-lah Esté complacido de todos ellos, que no lo hicieran. Después, dijo: “Si la gente halla que la polinización artificial es beneficiosa, dejadlos que lo hagan. Lo que dije antes era una hipótesis. No me toméis a mal por mi hipótesis”. [Muslim] No basta con que uno se disculpe cuando falla. Frecuentemente, una disculpa debe incluir también una aclaración de la situación o una explicación de nuestras intenciones. Después de la conquista de La Meca, los ansaríes pensaron que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, preferiría vivir junto a los de su tribu en La Meca. Por ello, algunos dijeron: “Este hombre(el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam) extraña su pueblo natal y se inclina por vivir con su gente”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “¡No! Yo soy el siervo de Al-lah, el Todopoderoso, y yo emigré a vosotros en la causa de Al-lah, el Todopoderoso. Yo viviré y moriré entre vosotros”. Entonces, los ansaríes lloraron y se disculparon. Explicaron que ellos dijeron tal cosa solo por su deseo inmenso de que él se quedara entre ellos. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, les dijo:“Al-lah, el Todopoderoso, y Su Mensajero os creen y aceptan vuestras disculpas”. [Muslim y Ahmad] Las personas cuyos modales incluyen la costumbre de disculparse sienten vergüenza de que lo que ellos consideran una negligencia de su parte sea expuesto públicamente. Ibn ‘Umar, que Al-lah Esté Complacido con él, dijo que una vez él y otros participaron de una escaramuza en la que fueron derrotados. Se sintieron tan avergonzados que retornaron secretamente a Medina y se escondieron. Luego se dijeron: “¿Qué tal si vamos ante el Profeta y nos disculpamos?” Así pues, se presentaron ante él y dijeron: “Nosotros somos los que huimos”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, los consoló y les dijo: “No, vosotros sois los que vuelven al combate luego de haberse replegado, y yo soy el grueso del ejército musulmán”.[Ahmad, Abu Dawud y At-Tirmidhi] Si alguien aconseja a otro hacer una obra de bien, el otro debe aceptar el consejo y disculparse por no haberlo hecho antes, si es que hubo una excusa. Salim Ibn ‘Abdullah, que Al-lah Esté Complacido con él, nos relató que una vez aconsejó a un joven, cuya ropa estaba bajándose más de la cuenta, diciéndole: “Levanta tu izar (faldilla)”, y el joven se excusó diciendo: “Se me baja siempre pues es de lino”. [Ahmad] Así pues, el joven explicó que él no bajaba intencionalmente su izar por vanidad, sino que este se bajaba solo por la naturaleza del material del que estaba diseñado. Así es como un musulmán debe actuar para defenderse de malos pensamientos y demostrar su inocencia si es que es inocente.
Esto mismo nos dice un hadiz donde Abu Musa Al Ash’ari, que Al-lah Esté Complacido con él, nos relata que algunas personas de su tribu le pidieron que los acompañara ante el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Abu Musa, que Al-lah Esté Complacido con él, ignoraba cuáles eran las intenciones de ellos y se vio muy incomodado cuando vio que ellos le pedían cargos de autoridad al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Parecía, pues, como que Abu Musa, que Al-lah Esté Complacido con él, había ido a interceder por tales personas y eso le hizo sentirse muy avergonzado. Él diría luego: “Pedí disculpas al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y él las aceptó”. [Ahmad y An-Nasa’i] Pedir disculpas era una característica destacada de la generación de los Sahabah, que Al-lah Esté Complacido con todos ellos. El Imam Ahmad nos relató que “…‘Uzman Ibn ‘Affan reprendió a Ibn Mas’ud por algo que le habían informado de él. Le dijo: ‘¿Vas a evitar las cosas que me informaron de ti?’, e Ibn Mas’ud se disculpó…” [Ahmad] Uno puede recurrir también a las disculpas para refutar una objeción o un alegato. Esto fue, claramente, lo que hizo el Emir de los creyentes, ‘Umar Ibn Al Jattab, cuando tuvo que explicar a la gente por qué había destituido a Jalid Ibn Al Walid; dijo:“Y os pido disculpas por haber destituido a Jalid Ibn Al Walid…”. Sin embargo, uno de los presentes no aceptó sus excusas y dijo: “‘Umar Ibn Al Jattab, por Al-lah, que no estás disculpado”. A veces, uno puede pensar que debe ser algo estricto y algunos pueden pensar que se es rudo o torpe. En tales casos, es necesario explicar por qué se actuó de forma estricta para evitar deducciones erradas. El Imam Ahmad nos relata que Hudhaifah pidió a alguien de la Gente del Libro que le trajera agua. Este le trajo el agua en un recipiente de plata, entonces Hudhaifah le lanzó el recipiente. Hecho esto, se dio vuelta y se excusó con sus amigos diciendo: “Le lancé el recipiente intencionalmente, pues yo ya se lo había prohibido antes y le había dicho que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos prohibió usar brocados, seda y recipientes de oro o plata”, y siguió explicándoles que, como el hombre ya sabía que era prohibido para los musulmanes beber en recipientes de oro o plata y había reincidido en tal conducta, el vio necesario actuar de forma drástica. Todos estos buenos modales son para proteger a la comunidad musulmana de los malos pensamientos y para evitar los intercambios de acusaciones que, si están firmemente arraigadas en los corazones, harían inútiles las disculpas. Cuando ‘A’ishah, que Al-lah Esté Complacido con ella, fue maliciosa y falsamente acusada de adulterio, ella dijo: “¡Por Al-lah! Si os juro no me creeréis, y si me excuso (con pruebas que justifiquen mi conducta) no aceptaríais mis excusas”. [Bujari] Si un hermano musulmán vence su orgullo y viene a disculparse, uno debe vencer su propio orgullo y aceptar sus disculpas. Ibn Al Qaiem, que Al-lah le Dé Su, consideraba el aceptar las disculpas ajenas como una señal de humildad. Dijo en este sentido: “…si alguien es rudo con otra persona y luego va y se disculpa con ella, pues la otra persona, por modestia, debe aceptar sus disculpas. Es signo de modestia y nobleza evitar discutir con el otro aunque vea que sus argumentos son débiles”. Aceptar con buen talante las disculpas y dando prioridad al perdón hace que la gente se anime a disculparse. De otra manera, la gente insistiría en lo errado y se negaría a reconocer sus faltas y pedir disculpas. Así pues, si una persona comete una falta para con otra y luego va y le pide disculpas, pues la segunda persona debe aceptarlas y perdonarlo, para no perder así una buena relación mutua.