"Hace algún tiempo partieron tres individuos hasta que llegaron a una cueva y entraron en ella para pasar la noche y una vez dentro, se desprendió una roca de la montaña y taponó la entrada, quedándose atrapa dos.
Y se dijeron: ‘Realmente no nos libraremos de esta roca mientras no invoquemos a Allah con la más recta de nuestras acciones.’
Empezó uno de ellos su relato diciendo:
‘¡Oh Allah! Yo tenía unos padres ancianos a los que daba de beber antes que a nadie, pero un día me alejé de ellos demasiado, tratando de encontrar pasto para el ganado, por lo que tardé en volver a casa y cuando regresé los encontré durmiendo; así que ordeñé para darles de beber la leche y no quise ni despertar les ni dársela de beber a nadie antes que a ellos.
Entonces me quedé con el cuenco en la mano, esperando a que se despertaran hasta el amanecer y los niños llorando de hambre a mis pies. Por fin se despertaron y les di de beber su leche.
¡Oh Allah, si esto lo hice tratando de complacerte, libéranos de esta roca!’ Y en ese momento se des corrió un poco la roca sin que pudieran salir aún.
A continuación dijo otro: ‘¡Oh Allah! Yo tenía una prima a la que quería más que a nadie, tanto como puede querer un hombre a una mujer. Pues, quise hacer el amor con ella pero me lo impidió y se alejó de mí.
Hasta que llegó un año de sequía, vino a mí y le di ciento veinte dinares a fin de que se quedara a solas conmigo. De manera que ella accedió en principio a mi pretensión.
Y cuando me senté entre sus piernas, estando a punto de tomarla dijo: ‘Teme a Allah y no lo hagas si no es con su legítimo derecho. Así que me retiré de ella dejándole el oro que le había dado, siendo la persona que más quería.
¡Oh Allah, si esto lo hice por complacerte, sácanos de aquí!’
Y se descorrió otro poco la roca, sin que todavía pudie ran salir de la cueva.
Después dijo el tercero: ‘¡Oh Allah! Yo contraté unos trabajadores y a todos les di su salario, excepto a uno que se marchó sin él.
Pero lo invertí y se multi plicó su dinero. Hasta que vino un día y me dijo:
‘¡Abdallah, págame el salario que me debes!’
Entonces le dije: ‘Todo esto que ves es de tu sueldo: camellos, vacas y corderos.’
Él me respondió: ‘¡Abdallah, no te burles de mí!’
Y le dije: ‘No me estoy burlando de ti.’
Finalmente lo cogió todo y se lo llevó sin dejar nada.
‘¡Oh Allah, si hice esto tratando de complacerte, libéranos de aquí!’
Y en ese preciso instante, se apartó la roca para que salieran y se marcharon."
Lo relataron Al Bujari y Muslim
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