Tafsir de la sura Sura 44
Ad-Duján (El Humo)
Período de Mecca
Como los otros seis capítulos del grupo Ha-Mim, este sura fue revelado también en la segunda parte del período medio de Mecca. Su título proviene de la palabra duján en el versículo 10.
En el Nombre de Dios, el Más Misericordioso, el Dispensador de Gracia:
(1) Ha. Mim.
(2) ¡Considera esta escritura divina, clara en sí misma y que muestra claramente la verdad!
(3) Ciertamente, la hemos hecho descender en una noche bendita:[1][3] pues, realmente, hemos estado advirtiendo continuamente [al hombre].[2][4]
(4) En esa [noche] se esclareció, sabiamente, la distinción entre todas las cosas [buenas y malas][3][5] (5) por mandato Nuestro: pues, realmente, hemos estado enviando siempre [Nuestros mensajes de guía] (6) como misericordia de tu Sustentador [para los hombres]. Ciertamente, sólo Él todo lo oye, es omnisciente, (7) el Sustentador de los cielos y la tierra y de todo lo que hay entre ellos --¡si tan sólo pudierais comprenderlo con certeza interior![4][6](8) No hay más deidad que Él: da la vida y da la muerte: Él es vuestro Sustentador y el Sustentador de vuestros antepasados.(9) No, pero [quienes carecen de certeza interior] no hacen sino juguetear con sus dudas.[5][7]
(10) Espera, pues, el Día en que el cielo presente una cortina de humo que hará evidente [la proximidad de la Última Hora], (11) que envolverá a toda la humanidad [y hará que los pecadores exclamen:] “¡Doloroso es este castigo! (12) ¡Oh Sustentador nuestro, aparta de nosotros el castigo, pues, realmente, [ahora] creemos [en Ti]!”
(13) ¿[Pero] de qué les servirá este recuerdo [en la Última Hora], si antes vino a ellos un enviado, que expuso claramente la verdad, (14) y le dieron la espalda y dijeron: “Es alguien aleccionado [por otros],[6][8] un loco”?
(15) Ciertamente, apartaremos[7][9] ese castigo por un tiempo, aunque habréis de reincidir [en vuestra conducta malvada: ¡pero] (16) el Día en que acometamos [contra todos los pecadores] con una acometida arrolladora, [os] infligiremos Nuestro castigo [también a vosotros]!
(17) Y, en verdad, [mucho] antes que a ellos pusimos a prueba [de igual forma] al pueblo de Faraón: pues vino a ellos un noble enviado, [que dijo:] (18) “¡Entregadme a los siervos de Dios![8][10] ¡Realmente, yo soy un enviado para vosotros, digno de confianza!
(19) “¡Y no os soliviantéis contra Dios: pues, realmente, vengo a vosotros con una autoridad manifiesta [de Él]; (20) y, ciertamente, me refugio en mi Sustentador –y Sustentador vuestro—de vuestros intentos de ultrajarme.[9][11] (21) Y si no me creéis, manteneos [al menos] apartados de mí!”
(22) Pero luego, [cuando le acosaban con su hostilidad,] invocó a su Sustentador: “¡Estos son [en verdad] gente hundida en el pecado!”
(23) Y [Dios dijo]: “¡Parte con Mis siervos de noche, pues sin duda seréis perseguidos; (24) y deja el mar en calma[10][12] [entre vosotros y los hombres del Faraón]: pues, realmente, son un ejército destinado a ser ahogado!”
(25) [Y perecieron:] ¡cuántos jardines y fuentes dejaron atrás, (26) y campos cultivados, y suntuosas viviendas, (27) y [todo aquel] bienestar del que disfrutaban!
(28) Así fue. E hicimos a otra gente herederos de todo aquello [que habían dejado], (29) y ni el cielo ni la tierra derramaron lágrimas por ellos, y no les fue concedida una prórroga.[11][13]
(30) Y salvamos, en verdad, a los hijos de Israel del humillante castigo (31) de Faraón, que era prominente entre los que se dilapidan a sí mismos; (32) y en verdad los escogimos, con conocimiento, sobre todas las demás gentes,[12][15] (33) y les dimos signos tales [de Nuestra gracia] que claramente hacían presagiar una prueba.[13][16]
(34) [Y,] ciertamente, estas [gentes] dicen en verdad:[14][17] (35) “¡Eso [hacia lo que vamos] no es más que nuestra primera [y única] muerte,[15][18] y no seremos resucitados. (36) Traed, si no, a nuestros antepasados [por testigos], si es verdad lo que decís!”[16][19]
(37) ¿Son ellos, acaso, mejores que el pueblo de Tubbáa y los que les precedieron, a los que destruimos por estar realmente hundidos en el [mismo] pecado?[17][20]
(38) Pues [así es:] no hemos creado los cielos y la tierra y lo que hay entre ellos por mero pasatiempo:[18][21] (39) no hemos creado nada de esto sino conforme a una verdad [intrínseca]: pero la mayoría de ellos no lo entienden.
(40) Ciertamente, el Día de la Distinción [entre la verdad y la falsedad] es un plazo fijado para todos ellos: (41) el Día en que ningún amigo servirá de nada a su amigo, y nadie será auxiliado, (42) salvo aquellos a los que Dios haya concedido Su gracia y misericordia: pues, realmente, sólo Él es todopoderoso, dispensador de gracia.
(43) En verdad, [en la Otra Vida] el árbol de fruto mortal (44) será el alimento de los pecadores:[19][25] (45) hervirá en las entrañas como plomo fundido, (46) como el hervor de la ardiente desesperación
(47) [Y se dirá:] “¡Cogedle, [Oh fuerzas infernales,] y arrastradle al centro del fuego abrasador: (48) luego derramad sobre su cabeza la angustia de la ardiente desesperación! (49) ¡Saboréala –tú que [en la tierra] te considerabas tan poderoso, tan noble![20][27] (50) Esto es precisamente aquello que vosotros [que negabais la verdad] solíais cuestionar!”[21][28]
(51) [En cambio --] ciertamente, los conscientes de Dios se hallarán en una situación segura, (52) entre jardines y fuentes, (53) vestidos de seda y brocado, unos enfrente de otros.
(54) Así será. Y los desposaremos con compañeras puras, de hermosísimos ojos.[22][30]
(55) En ese [paraíso] reivindicarán [justamente] todos los frutos [de sus acciones pasadas], reposando seguros; (56) y no saborearán la muerte allí después de su muerte primera.[23][32]
Así les habremos librado del castigo del fuego abrasador –(57) como favor de tu Sustentador:[24][33] ¡y ese, precisamente, será el triunfo supremo!
(58) Así, en verdad, [Oh Profeta,] hemos hecho esta [escritura divina] fácil de comprender, en tu propia lengua [humana], para que los hombres recapaciten sobre ella.
(59) Espera, pues, [a lo que depare el futuro]: ellos, ciertamente, están también a la espera.( lo sepan o no, se hará la voluntad de Dios.)
[1][3] E.d., la noche en la que comenzó la revelación del Qur’án: véase sura 97.
[2][4] La revelación del Qur’án no es más que la continuación y, de hecho, el punto culminante de toda la revelación divina que se ha estado produciendo desde los albores mismos de la consciencia humana. Su propósito esencial ha sido siempre la advertencia de Dios al hombre de que no se abandone a simples ambiciones y objetivos materiales y pierda, entonces, de vista los valores espirituales.
[3][5] Lit., “se esclareció todo asunto sabio”, e.d., “sabiamente” o “en sabiduría”: una atribución metonímica del adjetivo “sabio” –que en realidad se refiere a Dios, hacedor de esa distinción—a lo que ha sido así esclarecido (Samajshari y Rasi). Su significado es que la revelación del Qur’án, simbolizada por esa “noche bendita” de su comienzo, provee al hombre de un criterio por el que discernir el bien del mal, o entre aquello que lleva al desarrollo espiritual mediante una comprensión (maárifa) creciente de la existencia de Dios, y lo que lleva a la ceguera espiritual y a la autodestrucción.
[4][6] Lit., “si tan sólo tuvierais certeza interior”. Según Abu Muslim al-Isfahani (citado por Rasi), esto quiere decir, “lo sabríais si tan sólo desearais realmente la certeza interior y rezaseis por ella”.
[5][7] Lit., “están en duda, jugueteando”: e.d., su tibia aceptación de la posibilidad de que Dios exista se compone de duda e ironía (Samajshari) –duda en cuanto a la proposición de la existencia de Dios, e ironía ante la idea de la revelación divina.
[6][8] Una referencia a la acusación de los adversarios del Profeta de que alguien le había “impartido” las ideas contenidas en el Qur’án o al menos le había ayudado a componerlo
[7][9] Esto se dice referido obviamente al presente –e.d., antes de la llegada de la Última Hora—para dar a los pecadores ocasión de arrepentirse.
[8][10] La mayoría de los comentaristas clásicos (p.e., Tabari, Samajshari, Rasi, Baidawi) señalan que esta frase puede entenderse de dos maneras, a saber: “Entregaos a mi, Oh siervos (ibad) de Dios”, invitando a los egipcios (ya que todos los seres humanos son “siervos de Dios”) a que aceptaran el mensaje divino que Moisés les transmitiría; o, también, “Entregadme a los siervos de Dios”, e.d., a los hijos de Israel, que vivían esclavizados en Egipto. Dado que la forma ibada se emplea tanto para el vocativo como para el acusativo, ambas interpretaciones son válidas.
[9][11] Lit., “de que me lapidéis”. Debe mencionarse que el verbo rayama se emplea en el sentido físico de “arrojar piedras” o “lapidar” y también, en el sentido metafórico de “lanzar infundios” o “ultrajar”.
[10][12] O también: “hendido” –ya que la expresión rahwan tiene estas dos connotaciones (Yauhari, referido en especial a esta frase)..
[11][13] Sc., “para arrepentirse de sus pecados”.
[12][15] E.d., según todos los comentaristas, sobre todas las gentes de su tiempo, por ser los hijos de Israel el único pueblo que entonces adoraba sólo a Dios: lo que explica las frecuentes referencias coránicas a la historia de su liberación de la esclavitud. El hincapié en que Dios “los escogió con conocimiento” alude a Su presciencia de que en el futuro degenerarían moralmente y perderían con ello Su gracia y favor (Samajshari y Rasi).
[13][16] Lit., “que en sí mismos constituían una clara prueba”: alusión a la larga sucesión de profetas surgidos entre ellos, y también a la libertad y prosperidad de que disfrutaron en la Tierra Prometida. Todo esto presagiaba una prueba de su sinceridad con relación a los principios espirituales que inicialmente les elevaron “sobre todas las demás gentes”, y también de si estarían dispuestos a actuar como emisarios de Dios a todo el mundo. La formulación de la frase susodicha implica elípticamente que no superaron la prueba, ya que pronto olvidaron la misión espiritual para la que habían sido escogidos, y comenzaron a considerarse el “pueblo elegido” de Dios simplemente por ser descendientes de Abraham: una noción que el Qur’án condena en muchos lugares. Aparte de esto, la mayoría de los hijos de Israel perdieron muy pronto su anterior convicción de que la vida en este mundo es sólo la primera y no la fase final de la vida humana, y –como lo demuestra su historia bíblica—se entregaron por completo a la búsqueda de prosperidad material y de poder.
[14][17] Aunque parece, a primera vista, que por “estas gentes” se alude a los israelitas, la referencia es obviamente general, y aplicable a todos los que sostienen opiniones como las expresadas aquí, y en particular a los paganos contemporáneos del Profeta Muhámmad. No obstante, existe una conexión sutil entre este pasaje y la alusión anterior a la “prueba” a la que tuvieron que enfrentarse los hijos de Israel: porque está históricamente demostrado que, hasta la destrucción del Segundo Templo y el destierro de los judíos por el emperador romano Tito, los saduceos, su aristocracia sacerdotal, negaban abiertamente la resurrección, el juicio divino y la vida del más allá, y propugnaban un estilo de vida totalmente materialista.
[15][18] E.d., “es una muerte definitiva, detrás de la cual no hay nada”.
[16][19] E.d., “devolved la vida a nuestros antepasados y que den fe de que existe un más allá”. Esta exigencia irónica coincide con la declaración de los incrédulos que se menciona en 43:22 y 23, “¡Hallamos a nuestros antepasados de acuerdo en lo que creer –y, realmente, nos guiamos siguiendo sus pasos!” Así, en última instancia, el hecho de que sus antepasados no creyeran en el más allá es para ellos una prueba tan concluyente en contra de ello como el hecho de que nadie haya vuelto aún a la vida para confirmar la verdad de la resurrección.
[17][20] “Tubbáa” era el título real de una serie de poderosos monarcas himyaríes, que durante siglos gobernaron todo el sur de Arabia, y que finalmente fueron vencidos por los abisinios en el siglo IV de la era cristiana. El Qur’án los menciona en otra ocasión (50:14) como un pueblo que negaba la resurrección y el juicio de Dios.
[18][21] E.d., sin sentido ni propósito lo que implica que si no hubiera un más allá, la vida del hombre en la tierra carecería por completo de sentido, y estaría en contradicción con este aserto y con el siguiente, “no hemos creado nada de esto sino conforme a una verdad [intrínseca]”.
[19][25] El término al-azim (lit., “el pecador”) tiene aquí, obviamente, una connotación específica, referida a la negación obstinada de la resurrección y del juicio de Dios: en otras palabras, de que la existencia del hombre tenga sentido y propósito.
[20][27] Lit., “pues, ciertamente, tú eras ...”, etc. –aludiendo con esto al pecado de la arrogancia por descreer en la continuidad de la vida después de la muerte y, por lo tanto, en la responsabilidad final del hombre ante Dios.
[21][28] E.d., la continuidad de la vida después de la muerte.
[22][30] Acerca de la traducción de hur ain por “compañeras puras, de hermosísimos ojos”, véase sura 56, notas 8 y 13. Hay que destacar que el nombre sauch (lit., “un par” o –según el contexto—“un miembro de una pareja”) se aplica indistintamente a los dos sexos, como ocurre con el verbo transitivo sawaya, “él emparejó”, “desposó” o “unió”, e.d., a dos personas entre sí.
[23][32] Lit., “excepto [o “después de”] la muerte primera”, --e.d., “previa”
[24][33] E.d., al brindarles Su guía, de la que se beneficiaron: por tanto, la obtención de la felicidad última es el resultado de la interacción entre Dios y el hombre, y de la comunión de éste con Él.
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